
En el ático de su casa, junto a trastos viejos y aparatos estropeados, Walter Elliot, de 80 años de edad, guardaba sin saberlo una historia del famoso detective Sherlock Holmes que se creía perdida.
Sir Arthur Conan Doyle escribió el relato en 1904 con el objetivo de recaudar fondos tras las inundaciones en la localidad del Selkirik, donde ahora quedará expuesta la pieza. En «Sherlock Holmes: Descubriendo los burgos de la frontera y, por deducción, el bazar del bergantín», que es como se llama esta historia de 1.300 palabras, Watson viaja a esa población.
Elliot encontró el relato organizando los viejos papeles del desván. Se trata de un regalo que le hizo un amigo hacía décadas. Un lirbo de 48 páginas que contenía varios relatos de algunos autores, entre ellos el de Doyle.
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