Víctor del Árbol: «Mi mayor ilusión es alcanzar el éxito esta vez en España»

Victor del Árbol estrena nueva novela en nuestro país, después de recibir el aval del prestigioso Prix du Polar Européen el pasado año gracias a ‘La tristeza del Samurái’, ahora nos presenta ‘Respirar por la herida’ (Editorial Alrevés).

La novela está protagonizada por Eduardo, un pintor para quien nada tiene sentido tras la muerte de su mujer y su hija en un accidente de coche.

¿Cómo nace el tema de esta novela?
La idea de ‘Respirar por la herida’ nace hace algunos años, en una cena con unos amigos, la mayoría de ellos casados y con hijos; surgió el tema de cómo afrontaríamos perder lo que más amamos, un hijo pequeño, una esposa o un marido. La mayoría decían que no podrían seguir viviendo, y eso me llamó vivamente la atención. Y entonces me vino la pregunta clave de esta novela: ¿Cómo seguir viviendo cuando ya no quedan razones para hacerlo? Llegué a la conclusión de que, de un modo u otro, nos aferramos a cualquier cosa, incluso al dolor, para seguir adelante. Esa es la condición humana: mientras respiramos seguimos vivos, y podemos superar lo que nos parece insuperable. Esa es nuestra mayor virtud. Somos supervivientes natos.

¿Por qué la venganza?
La venganza es un sentimiento que surge de la impotencia. Cuando nos lo han arrebatado todo de forma violenta y ya no tiene sentido nada, esperamos al menos que la Justicia de los hombres nos compense en parte esa pérdida castigando a los culpables. Pero lo que es legal y lo que es justo no siempre van de la mano, y en ocasiones podemos sentirnos doblemente victimizados. En un entorno de circunstancias normales todos queremos creer que somos seres civilizados, pero cuando el dolor nos ahoga, podemos descubrir una cara muy distinta de nosotros mismos.

Ocurre, además, que la venganza es un sentimiento que tiene muchas caras. En esta novela hay personajes que prolongan durante años el momento de consumarla porque la han convertido en su razón de vivir. Y una vez cumplida, su existencia carecerá de sentido. ¿Olvidar o mantener las heridas abiertas? ¿Fingir o afrontar la realidad? Esa es la balanza donde basculan los personajes de ‘Respirar por la herida’.

Crímenes sin policías ni ninguna clase de investigador ¿Podemos hablar de novela negra?
Si ‘Respirar por la herida’ es novela negra, lo es en todo caso de una manera muy atípica. Aquí no hay, efectivamente policías, detectives o periodistas que deban llevar a cabo una investigación. El peso de esa investigación lo lleva un extorturador chileno de Pinochet, con un viejo amor que le pesa y un ex mercenario argelino que fue terrorista. Sus métodos no tienen método, valga la redundancia. Pero no son brutales en el uso de la violencia. Lo que hacen es encontrar las grietas de las personas, y romperlas por dentro. Hay un juego deductivo, pero la verdad no es aquí lo importante. No hay ningún enigma. Lo que se pretende es demostrar que no existe una sola verdad, sino muchas capas de ella, y que al final, quizá sea mejor no tener que descubrirla. Tampoco hay un conflicto, no se enfrentan los personajes a la sociedad, sino que se enfrentan a ellos mismos, luchan contra ellos mismos, se vencen y se derrotan a ellos mismos.

¿Cómo es lanzar una novela después de conseguir con otra obra tal éxito internacional como el logrado por ‘La tristeza del Samurái’?
Un reto magistral y excitante. Para mí era importante cerrar un ciclo con ‘La tristeza del Samurái’ en el que me interesaba sobretodo hablar de la memoria que se muere y de la culpa que se hereda. En ‘Respirar por la herida’ el marco es distinto, actual, no hay saltos en el tiempo y no hay un contexto histórico. Los personajes están desnudos y deben crecer solos. Como escritor, necesitaba ir hasta el fondo, más allá. Pienso que el resultado es muy bueno. La expectativa era muy alta, pero creo que he logrado sacudirme ese peso y escribir lo que me apetecía y no repetir fórmulas anteriores, aunque, obviamente, la voz es la de Víctor del Árbol y cualquiera podrá reconocerla.

¿Llegará ‘Respirar por la herida a países como Reino Unido, Italia o Francia?
En Francia ya han comprado los derechos y se está traduciendo. Creo que saldrá en el mes de Septiembre. Por lo que sé, creo que pronto le seguirán otros países, y espero que en ese sentido, siga la senda de ‘La tristeza del Samurái’. Pero mi mayor ilusión es conseguir que esta vez alcancemos el éxito aquí.

¿Por qué son necesarios hasta 18 personajes en la novela?
Por mi manera de escribir. Me gustan las novelas con muchas voces, porque creo que es importante abarcar todos los prismas posibles. Antes hablábamos de que la venganza, el amor, o cualquier otro sentimiento tiene muchas caras. Yo quería alcanzar el máximo de ellas, enfrentarlas, conocerlas y que el lector no tenga que decidir quién es más importante. Todos lo son. Aquí no hay buenos ni malos. Hay espejos, y en un momento u otro todos podemos sentirnos reflejados en alguno. Argumentalmente, lo importante es que se diferencian perfectamente y todos tienen un peso necesario. En esta novela no hay nada casual: cualquier palabra, cualquier gesto, nos llevará a alguna parte, y sin ese detalle, nada tendría sentido.

¿Ha sido complicado manejar tantas personalidades?
Como escritor es un reto muy grande. Darles voces distintas, caracteres diferentes, cada cual con una vida, unas circunstancias y una visión de las cosas. Y luego hacer que encajen unos con otros sin forzamiento, como diminutos engranajes de un reloj que se desmonta, se dispersa y que al rearmarlo debe tener una sincronía perfecta.

Como persona, esta novela me ha enseñado mucho sobre todos los hombres y mujeres que habitan dentro de nuestra piel. Que surjan unos u otros a la luz, a veces es simple cuestión de azar. Aunque como dice uno de los personajes: “Al final, el azar también es una forma de Justicia. Como la venganza.”


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