Begoña Huertas: «Que el narrador no sea un personaje me ha dado una experiencia diferente»

La pasada semana El Aleph editó ‘Una noche en Amalfi’, la última novela de la asturiana Begoña Huertas, y nosotros hemos hablado con Begoña sobre la obra en la que conocemos a Sergio y Lidia, un matrimonio joven que aterriza en Nápoles para pasar una semana de vacaciones en la costa amalfitana. Lidia desaparece y el un paisaje italiano de cócteles y dolce vita hace aflorar con más fuerza que nunca la inquietante tendencia del cerebro a negociar una realidad que no siempre es amable.

¿Es ‘Una noche en Amalfi’ tan diferente a tus anteriores libros como puede dar la sensación?
Sí, es diferente en la forma -en realidad todos son diferentes en la forma ahora que lo pienso- pero en el fondo me parece estar hablando siempre de lo mismo. Pero sí, aquí, a diferencia de libros anteriores, el narrador no es un personaje que intervenga en escena, por el contrario permanece al margen, es una cámara que se limita a registrar lo que ocurre. Eso, a la hora de escribir, para mí ha sido experimentar algo diferente, ha supuesto un reto, la verdad. También ha sido un reto centrarme en la tensión de la trama y evitar cualquier tipo de digresión.

¿A qué tipo de lectores está dirigido el libro?
Absolutamente a todo tipo de lectores. La verdad es que no se me ocurre hacer distinciones de grupos. El gancho de la novela es la intriga psicológica, sí, pero creo que eso puede interesar a todo tipo de lector. A los lectores de misterio, ¡seguro!

¿Cómo actúa Sergio ante la desaparición de Lidia?
Bueno, su estado de ánimo va cambiando, pero lo que caracteriza al personaje es la tendencia a ver las cosas como él quiere que sean, no como son en realidad. Algo muy común al género humano, por otra parte.

¿A qué tendrá que hacer frente el protagonista?
Él sale de viaje con un libro titulado ‘Cómo funciona el cerebro’. Y al final lo descubre, a su pesar. Hacer frente a eso ya está bien, ¿no?

¿Por qué Amalfi?
He estado por allí varias veces y, no sé, se impuso como escenario natural de la trama que tenía en la cabeza. Fue una decisión no tomada, algo que vino hecho. Un día, tumbada en la cama, vi la película entera: y transcurría allí. Aunque tampoco es difícil justificarlo: Amalfi y toda esa costa tiene un innegable componente peliculero, o sea, literario.

¿Qué aporta ese paisaje italiano en el que se ambienta la obra a la construcción del thriller?
Creo que trabajándolo bien, quiero decir literariamente, cualquier paisaje podría cargarse de tensión, la verdad. En este caso Italia, la costa amalfitana en concreto, aporta, me parece, una atractiva idea de “buen vivir” (el dolce far niente, el vino, el sol; en fin, al fin y al cabo fue el centro turístico de la jet a mediados de siglo XX y todos tenemos esa referencia en la cabeza). El paisaje aporta eso, la truculencia la aporto yo. Esa mezcla me parece sugestiva.

¿Se te plantean ya nuevas tramas para otra novela?
Sí, pero seguro que ya sabías que no te iba a dar detalles sobre ello…  ; )

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