Algo que nunca debió pasar, una crítica de Sergio Torrijos

Por Sergio Torrijos
@LeeMisterio

«Una trama negra que hace que se despliegue la historia personal de varios protagonistas»

Lo primero de todo decir que la novela es verdaderamente buena. La trama está perfectamente desarrollada, los personajes son de calibre y la prosa está al nivel, una obra más que interesante.

Una trama negra que hace que se despliegue la historia personal de varios protagonistas, y ahí es donde reside el alma mater de la narración. La trama, una desaparición de una niña, es sólo una excusa para mostrar una realidad, que aunque tamizada de ficción a nadie se le escapa que existen datos muy reales, nada complacientes. Ése es el fondo de la novela, su alma más íntima, el porqué de las casi doscientas páginas.

La novela nos traslada a una realidad que ya nos parece ajena, País Vasco, en los últimos años 70 y la década de los 80. Guerra sucia, terrorismo de todo tipo, atentados, bombas e hijos de puta vagando por doquier con demasiadas armas y con escasos escrúpulos. Lo que narra Velázquez es tan real que asquea. El autor se esconde tras una frase en la que nos explica que todo es ficción pero al mismo tiempo todo fue real o bueno, mejor dicho, casi todo.

Personajes que aparecen en la novela, algunos reales que se citan sin pudor, poblaban nuestras fuerzas de orden público, dicho así ni eran orden, ni públicas ni podían deparar mucha confianza de nadie. Véase el ejemplo:

“En esos tiempos cualquier pequeño éxito se valoraba mucho. El comandante presenció todo el interrogatorio, quedó contento y decidió que ellos encajaban en el tipo de policías que buscaba. Jóvenes decididos, sin restos de escrúpulos democráticos, que no se hacían preguntas, pero con capacidad suficiente para hacer unos informes presentables. No necesitaba más.” Pag.26-27.

La lógica, brutal, de ellos son malos nosotros más, ha desarrollado un tipo muy particular de hijo de puta, muy humano por otra parte. Tiene dos elementos fundamentales, una autoridad de la que abusa y una ambición que los mueve. Ese tipo de elementos se dieron en los campos de exterminio, se dan en las cárceles y también, en tiempo pasado gracias a dios, en la policía y en cualquier otro lugar desagradable, échenle imaginación.

Lo que hace el escritor es explicarnos, con detalle, el descenso personal a los infiernos del protagonista. Un infierno construido con los materiales que ya tenía en su cabeza y que, cómo no, lo lleva consigo allá donde vaya, sea su trabajo, sus horas de esparcimiento o su familia. La labor literaria es de calado, por momentos podemos sentir a semejante personaje, incluso escuchar el sonido de su mente al maquinar.

La novela no sólo nos muestra a esos personajes sino también una realidad brutal, un mundo nada apetecible, cargado de violencia, de todo tipo no sólo física, en el que los personajes deben buscar la manera de tolerarse a sí mismos.

‘Algo que nunca debió pasar’ no es nada complaciente, es dura y seguro que llega en el momento ideal de toda nuestra historia, es mirar una realidad con ojos serenos, algo que nos ayudará a todos a observar las cosas como en realidad eran. Es novela valiente porque expone y mucho, no sólo en la literatura sino también en más lances. Una narración mucho más valiente y que seguro tendrá menos repercusión que otras de mucho menor calibre. Aquí nos metemos en el fondo de la herida, hurgamos en la infección, en el mal más profundo y lo hacemos para comprender y saber que no debemos hacer. Es literatura pero es necesaria, es ficción pero es imprescindible, todo es recreación pero tiene poso de verdad y esa verdad, por cruel que sea, es lo único que nos salva de la barbarie.

Recomiendo encarecidamente la lectura de esta novela, es más, la pondría como libro obligatorio en las academias de policía, está y algunas más que nos hablan de lo que hacemos los individuos empujados por órdenes imperiosas.

Nota: 8/10

Ficha del libro
Título: Algo que nunca debió pasar
Autor: Juan M. Velázquez
Año: 2012
País: España
Editorial: Arte Activo Ediciones
Páginas: 159

En colaboración con larepublicacultural.es


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