Por Sergio Torrijos
@LeeMisterio
«Coben es un buen escritor pero la trama es débil y el personaje principal un osito de peluche»
La mezcla de thriller, gotas de acción, toques de novela negra, un poco de crítica acerada del mundo que nos rodea y algo de deporte no funciona. Al menos para mí. El autor no consigue retratar el mundo de la competición deportiva, en este caso el golf, y tampoco consigue elaborar una trama criminal que nos absorba.
Es un Escila y Caribdis que lleva con dificultad a ninguna parte. Cito especialmente esos dos términos, de origen griego pero latinizados, en referencia a otro autor de éxito que actualmente en nuestro país manda en los números de ventas. Le ocurre igual que al presente libro, es una mezcla no muy lograda de demasiadas cosas.
‘Muerte en el hoyo 18’ es la cuarta entrega de la serie sobre Myron Bolitar escrita por Harlan Coben. El golf no es precisamente el deporte preferido de Myron Bolitar. Pero ahí está: presenciando entre bostezos el Open de Estados Unidos. Es el mejor escaparate para un agente deportivo en busca de clientes. Y ahí comienza la novela, cuando la suerte le sonríe y Linda Coldren, número uno en la lista de ganancias en el circuito americano, promete contratarle.
Coben es un buen escritor. Con muy escasos mimbres consigue que nos leamos la novela. La trama es débil, muy débil y eso sentencia toda la novela. A la trama débil le sumamos un protagonista que ni fu ni fa y ya tenemos una obra que podría pasar desapercibida. El personaje principal, Myron Bolitar, no es que sea blando, es un osito de peluche de cualquier juguetería. Su mundo es igual de algodonoso y sólo le salva su alter ego, Win, un pijo/psicópta al que se le echa de menos. El mundo del personaje y de la trama no podría ser más elitista, pijo y aburrido, con lo cual todo deviene en el mismo punto, predecible.
En España esta novela se ha editado como negra, es un decir lo de negra y también lo de policíaca, es, como mucho un thriller blandito. La edición está apoyada en el nombre del autor y en otras obras que ha realizado de mayor mérito pero poco más. Se sostiene todo con las mañas de Coben como escritor, con su visión un tanto acerada del mundo, “cuando quiere” y sobre todo un poco de humor que destila la novela.
La mirada divertida del autor nos muestra una sociedad americana particular, en especial me ha llamado la atención su visión de los centros comerciales:
“En todas trabajaban montones de adolescentes enjutos y con cara de aburridos que ordenaban los estantes con el entusiasmo de un eunuco en una orgía.” Pag. 98
O también:
“Pasó ante una peluquería llamada Snip Awai que parecía más bien una clínica especializada en vasectomías. Los esteticistas eran o bien chicas que en otro tiempo frecuentaban el centro comercial, o bien tipos que decían llamarse Mario y cuyos padres eran granjeros del Medio Oeste.” Pag. 98.
Item más:
“Las zonas de restaurantes constituían el último bastión del gran crisol americano. Un italiano, un chino, un japonés, un mexicano, un libanés (o griego), una tienda de delicatessen, un puesto de pollos asados, un establecimiento de comida rápida tipo McDonald’s (era el que más público congregaba), una heladería y luego algún que otro establecimiento exótico cuyos dueños soñaban con establecer su propia franquicia y convertirse en el Ray Croc.” Pag. 99.
Una novela que no levantará pasiones ni tampoco adhesiones, es un producto de lectura rápida con algo de humor, muy apropiada para el transporte público o eventos multitudinarios donde no es preciso tener la atención muy concentrada.
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Esperaba más de l autor, y creo que tras leer la novela es injusta su fama, ya veremos si consigue levantar esa idea con obras de mayor calado. Nota: 5/10 Ficha del libro |
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